viernes, 23 de octubre de 2020

Surrealismo Mágico: el Dolmen de Dalí



Resulta difícil no acudir a la aseveración del poeta surrealista francés, Paul Eluard, cuando dice, con rotunda determinación, que hay otros mundos, pero están en éste.



Y resulta natural hacerlo, porque hablar de Dalí obliga, en cierto modo, a recordar también a Paul Eluard, porque para ambos artistas, la piedra angular, el nexo que acogía, cuando menos, parte de esos ‘otros mundos’ en los que ambos participaron activamente, se llamaba Elena Ivanovna Diakónova: Gala.



Como en las grandes pirámides de Egipto, como en el famoso Templo de Salomón o como en el monasterio de San Lorenzo de el Escorial, la piedra angular sobre la que descansaba el universo espiritual de Dalí, su Musa y Sacerdotisa, era aquélla mujer menuda, de origen ruso pero de temperamento universal, que para la posteridad pasó a llarmase Gala.



Así queda de manifiesto, por ejemplo, en el soporte cúbico sobre el que descansa el hombre daliniano, el moderno Prometeo que intenta controlar su propio destino, manifestándose, a la vez, dentro y fuera de las terribles paradojas de esa prisión vital que se llama Tiempo.



Arcaico y a la vez moderno, el hombre de Dalí conforma también, metafóricamente hablando, ese viajero capaz de arribar a los más ignotos puertos del inconsciente colectivo, y más en concreto a esa isla evanescente –continuando con las metáforas- donde Jorge Luis Borges situaba ese enigmático punto de inflexión, ese agujero de gusano o nexo primordial donde el ayer es el aún y también el todavía.



Visceral y etéreo, surrealista y escurridizo como los Arcanos Mayores de la baraja del Tarot, en la obra de Dalí se observan destellos prodigiosos que nos acercan peligrosamente a la figura del Mago, de ese sujeto, intemporal, activo y creativo cuya imaginación es capaz de transmutarle en Dios y Demiurgo, moldeando su fantástico universo a la imagen y semejanza de una metafísica soberanamente particular.



El dolmen de Dalí, situado en la céntrica Avenida de Felipe II, enfrente del antiguo Palacio de los Deportes –en la actualidad, el Wizink Center- es indudablemente uno de los puntos ‘mágicos’ de ese Madrid, fantástico y misterioso, capaz de embrujar, sorprender y enamorar.


Vídeo Relacionado:



AVISO: Tanto el texto, como las fotografías que lo acompañan, son de mi exclusiva propiedad intelectual y por lo tanto, están sujetos a mis Derechos de Autor.



No hay comentarios:

Publicar un comentario