No siempre fue así: en otros tiempos, donde la épica
brillaba con todo el esplendor del mito y sea porque el mar y el viento se
transformaron, irremediablemente, en el mazo y en el escoplo con los que
pacientemente la Naturaleza fue esculpiendo la piedra de este mundo o, porque,
en ese fondo de verdad que siempre subyace en todas las leyendas, Circe,
despechada por la partida de Ulises, descargara toda su furia y derribara con
sus poderes sobrenaturales el hermoso puente que lo unía con la costa, lo
cierto es que este lugar ya no volvió a ser el mismo y a partir de entonces,
adquirió, entre los curtidos pescadores de la zona, una insólita mala fama,
hasta el punto de que procuraban mantener siempre a distancia las proas de sus
pequeñas embarcaciones.
De aquél intrépido Ulises, se cuenta que continuó viaje y
que habiendo superado con creces la edad en la que Dante encontró la
iluminación para escribir la Divina Comedia, llegó por fin a Ítaca, siendo ya
muy viejo y estando muy cansado, pero feliz de cuantas experiencias y aventuras
había tenido en su camino. Nada se volvió a saber de Circe, salvo que se
recluyó en lo más profundo de su desmochado palacio marino, languideciendo
lentamente, mientras veía los barcos pasar, sin otra compañía que las gaviotas,
que, ocasionalmente, acudían a aparearse en la cima y ajena, dada su condición
de inmortal, a esas horas que hieren al hombre, completamente a salvo de la
última, que es, en realidad, la que lo mata.
It was not
always like this: in other times, when the epic shone with all the splendor of
the myth and it is because the sea and the wind were transformed, inevitably,
into the mallet and the chisel with which Nature patiently sculpted the stone
of this world or, because, in that depth of truth that always underlies all
legends, Circe, spiteful for the departure of Ulysses, unleashed all her fury
and demolished with her supernatural powers the beautiful bridge that linked it
to the coast, the truth It is that this place was never the same again and from
then on, it acquired an unusually bad reputation among the hardened fishermen
of the area, to the point that they always tried to keep the prows of their
small boats at a distance.
It is said
of that intrepid Ulysses that he continued his journey and that, having far
exceeded the age at which Dante found enlightenment to write the Divine Comedy,
he finally arrived in Ithaca, being already very old and very tired, but happy
with how many experiences and adventures he had had on his way. Nothing was
heard from Circe again, except that she secluded herself in the depths of her
pollarded marine palace, slowly languishing, while she watched the ships go by,
with no other company than the seagulls, which occasionally came to mate on the
top and strangers, given his immortal status, at those hours that hurt man,
completely safe from the last one, which is, in reality, the one that kills
him.
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