miércoles, 28 de octubre de 2020

Abstracto: Arte Artificial y Natural



Los caminos del Arte, como los caminos del Señor, son totalmente imprevisibles, es cierto, pero tanto uno como otro me derivan siempre a las exposiciones magistrales de la más soberbia, impactante, creativa y perfecta de todas las artistas: la Naturaleza.



Si hace unos días hablaba del Impresionismo Natural, hoy quiero invitarles a presenciar dos exposiciones de Arte Abstracto, que tuve ocasión de presenciar recientemente.



Dentro de las instalaciones del denominado Palacio de Velázquez y apenas recién inaugurada, se exponía parte de la prolífica obra de la artista noruega Ana-Eva Bergman, fallecida en 1987, bajo el llamativo título de ‘De norte a sur, ritmos’, donde, desde un punto de vista agresivamente magnético, la artista ofrecía una visión eminentemente abstracta de la vida, el mundo y su rítmica circunstancia.



La exposición de Bergman, artista enamorada de España, donde estuvo afincada largos periodos de su vida, estaba basada en parte de su obra, realizada en los años setenta, cuando recorrió de norte a sur la Península Ibérica, definiéndola bajo el evocador título de Piedras de Castilla y donde tenía, como principal premisa, aparte del ritmo, la rica variedad cromática de unas tierras en cuyas soledades, con anterioridad, ya se habían inspirado poetas, como Antonio Machado.



Paradójicamente, en el exterior del recinto, apenas a una centena de metros –distancia más que suficiente, se lo aseguro, para localizar, cuando menos, uno de esos otros mundos que están dentro de éste, como aludía el poeta surrealista francés Paul Eluard- otra gran artista, de nombre Gaia, se valía de un pequeño lago para ofrecer, sin necesidad de titulares, carteles o recordatorios en los principales medios de comunicación, su visión abstracta de la armonía, del equilibrio y de la danza hechicera de un cromatismo que se dejaba llevar, seductoramente, por las armoniosas notas de un auténtico maestro de la percusión, como es el viento.



Precisamente por eso y sin intención de desmerecer la obra y la visión de nadie, siempre me consideraré, no sólo partidario sino también alumno y eterno admirador de quien lleva millones de años sorprendiéndonos con la magistral belleza de sus composiciones: la Naturaleza.



Gaia.



AVISO: Tanto el texto, como las fotografías que lo acompañan, como el vídeo que lo ilustra, son de mi exclusiva propiedad intelectual y por lo tanto, están sujetos a mis Derechos de Autor.


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